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El día que tome esta foto, estaba sacando dinero de un cajero (porque estaba saliendo de viaje) y una hoja de un árbol de la plaza cayó sobre el vidrio delantero de mi carro, y se me ocurrió tomarle una foto, porque no todos los días ves como cae una hoja seca y se posa encima de tus ojos. Hace un poco mas de un mes emprendí  un viaje sin retorno, a esto me refiero, que no tenía fecha de regreso, esos son mis viajes favoritos, donde no sientes que tienes que ir y que tienes que regresar un día porque algo o alguien están esperando por ti. 

Yo me fui con una maleta grande y con muchas ganas de pensar en la carretera mientras manejaba. Fue mi primer viaje sola y me encontré, nunca antes había viajado sin acompañantes, siempre que tenía que salir de viaje invitaba a algún familiar, amigo o conocido, porque temía a que tantas horas de carretera me aburrieran; esta vez por el contrario necesitaba tomar aire sola, sentarme en un restaurante a comer sola, cantar en el carro a todo pulmón sin incomodar a alguien, sacar las manos por la ventana y hablar conmigo misma de las cosas que me preocupaban. 

 Mi pregunta era ¿Vale la pena preocuparse por lo que va a pasar? 
¿Vale la pena estar pensando que quiere otra persona de mí? 
¿Vale la pena esperar por alguien? 
Cuando fui a hacerme la tercera pregunta de vale la pena, me dije 
¡Stop! Ya vaaa
¿por qué algo o alguien debe valer la pena? 
Deben valer la alegría, las lágrimas de felicidad, el amor, el esfuerzo y las sonrisas. Mi conclusión después de unos minutos mirando la carretera fue ¡que nada valga la pena!. 


Me dije: no debo preocuparme por el futuro,  debo hacer las cosas bien hoy para que las de mañana sean mejores, si una persona quiere algo de mí que me lo diga, yo no puedo estar adivinando, ni suponiendo, no me doy a dar esa tarea, al final una termina cansada y no se llegan a buenos finales. Eso de esperar por alguien, no es para mí, yo necesito a mi lado a una persona que esté presente, que quiera quedarse conmigo, que no tenga dudas, ahorita estoy viviendo una etapa donde vivo lo que me toque vivir, no puedo vivir de esperanzas ni de ilusiones, esa etapa ya la supere y no pienso dar pasos atrás.


Al final del viaje después de haber pasado por varias ciudades, haber visitado a varios familiares y amigos, después de haber ido a uno de mis lugares preferidos, conocer unos nuevos, conocer personas diferentes, ir a comer a varios lugares, ir al cine, al teatro y dormir todo un día, no dormir en dos días seguidos y hablar muchas veces conmigo misma en el camino, me di cuenta que de vez en cuando debemos hacer estos viajes, salir de la zona de confort, no pensar que vamos a hacer mañana, vivir cada día intensamente y con la capacidad de sorprendernos, despegarnos de los teléfonos móviles y la tecnología para acercarnos con nuestro ser y el ser de las personas que queremos. Hay que salir a conocer, a explorar y a ser felices.

 Tenemos que dedicarnos más tiempo para nosotras y abrazarnos el alma de vez en cuando y mas seguido.

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